Ondinas
y algas que todo lo ven
madres
de las profundidades y
orgullo
de los peces y las antiguas deidades
que
todo lo consumen a su humano antojo,
devoradores
de los sueños destrozados.
Damiselas
de los mares embravecidos y azules,
trasparentes
pensamientos de las medusas rosadas
que
se dejan consumir por tiburones sin dientes.
Oh,
Ondinas, que apagan las llamas pasionales
de
los marineros incipientes que se ahogan
en
sus propias fantasías amorfas.
Consúmanse
los peces, los pulpos,
y
calamares. Ahóguense los dioses,
Ondinas,
consúmanlos en la sal y el aire.
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